Nuestra Fundadora

SANTA JUANA DE LESTONNAC

HUMILDAD

“Una de las mayores gracias es la de distinguir lo que es mío personal y lo que poseo únicamente por su misericordia”

CARIDAD

“Nos engañamos en la oración cuando no tenemos caridad con los otros”

CONFIANZA

“Hijas mías, tengo una secreta confianza de que Quien nos ha reunido no permitirá que sucumbamos”.

PASIÓN POR JESÚS

“No dejes apagar jamás ese sagrado fuego que he encendido en tu corazón”

"Se valiente en medio de las dificultades que se presentan y que son inevitables"
Santa Juana de Lestonnac

Juana de Lestonnac nació en Burdeos en 1556, de una familia ilustre. Era hija de Ricardo de Lestonnac, consejero del parlamento de esta ciudad y de Juana Eyquem de Montaigne, hermana del célebre humanista Miguel de Montaigne. Contrajo matrimonio a los diecisiete años con Gastón, barón de Montferrand-Landirás, hijo del gobernador de Guyenne. La señora de Montferrand fue un modelo de esposa y de madre cristiana y tuvo siete hijos.

Después de veinticuatro años de feliz matrimonio, enviudó y volvió a tomar los apellidos de su familia como era usual en aquella época. Solucionado el porvenir de los cuatro hijos que Dios le había conservado, se retiró al monasterio de las Fuldenses de Toulouse de la Orden del Císter. Es allí donde Dios la reveló los fundamentos de la Compañía que debía fundar.Por motivos de salud tuvo que abandonar el Císter.

De vuelta a Burdeos, su hermano Rogelio de Lestonnac, jesuita, la puso en contacto con el Padre de Bordes, que se convirtió en un estrecho colaborador de la Orden. La Orden fue fundada en 1606 durante el episcopado del Cardenal de Sourdis.

La nueva Orden tenía como primera obligación la de imitar y honrar a la Virgen María y por ello se llamó Orden de Nuestra Señora. Su finalidad era el apostolado directo con niñas y jóvenes a través de una educación esmerada e integral, ofreciendo una enseñanza sólida según las necesidades de cada época. A esto se unía el cultivo de la vida monástica.

El espíritu de la Orden de Nuestra Señora era, a la vez, el de san Juan Evangelista y el de san Ignacio de Loyola, con su lema: “A mayor gloria de Dios”. La Orden fue aprobada por el papa Paulo V el 7 de abril de 1607. Firmada la bula de erección dijo: “Moriré contento: he establecido una Orden de religiosas cuya finalidad es la de mantener en la Iglesia la pureza de la fe, la integridad de las costumbres y cuya única meta es la de buscar la gloria de Dios y la salvación de las almas”.

En 1638 se imprimieron las Constituciones, adaptando las de la Compañía de Jesús. Dos años después, el 2 de febrero de 1640, rodeada de todas sus hijas, murió la Madre Juana de Lestonnac, pronunciando sus últimas palabras: Jesús, José y María.

Inicio de la Causa con la M. Teresa Du Terrail

En la Revolución Francesa el cadáver de la Madre de Lestonnac fue robado y enterrado en un lugar desconocido. En 1822 la Madre Teresa Du Terrail realizó las investigaciones necesarias para recuperar el cuerpo y , tras su hallazgo, empezó a mover el proceso para la beatificación.

Primeros milagros por intercesión de la Madre de Lestonnac

Las religiosas de la Orden promovieron el que se pidiesen milagros por intercesión de su fundadora. En 1828, se produjo una curación repentina de una Hija de la Caridad. Otros milagros atribuidos a la Madre de Lestonnac son: la curación de una sordera total, la curación de una gangrena en el rostro que sufría una monja de Burdeos…

El milagro para la beatificación

Estando el doctor Solá en el locutorio de la Casa de Nuestra Señora en Manresa, vio un retrato de la Madre de Lestonnac. Las Madres le explicaron que estaban buscando un milagro para la beatificación de la fundadora. En el convento de las Capuchinas de la misma ciudad, una de las religiosas tenía un tumor en el costado. El doctor Solá comentó que podían pedir la curación a la Madre de Lestonnac. Las dos comunidades empezaron una novena a la Venerable Juana de Lestonnac para pedir el restablecimiento de la hermana. En septiembre de 1886 tuvo lugar la curación.

Beatificación

León XIII declaró solemnemente beata a la Madre Juana de Lestonnac el 23 de septiembre de 1900.

El milagro para la canonización

La M. Adela Palombo, religiosa de la Orden de Nuestra Señora, padecía una otitis crónica y purulenta, sordera total del oído izquierdo, vértigos, fiebre, estado general profundamente afectado con debilidad extendida. Sufrió una primera intervención quirúrgica el 9 de diciembre de 1939, en Albi (Francia). El resultado fue cierta mejora, pero volvieron los vértigos. La enferma decidió no operarse de nuevo y regresar a la Casa de Tournemire, donde siguió empeorando.

La curación milagrosa tuvo lugar el 1 de mayo de 1941, tras rezar una novena a la Beata Juana de Lestonnac y después de interrumpir la medicación. La enferma oyó desde el lecho una voz que le dijo: “Levántate, estás curada” y sintió una mano sobre su cabeza. La curación fue total, repentina e inexplicable.

Tres meses después, el médico de la casa expidió un documento en el que confirmaba la curación completa y añadía que el cambio orgánico ocurrido instantáneamente no tenía una explicación natural. Otros controles, realizados a propósito del Proceso Apostólico, confirmaron la perfección y la firmeza de su curación.

El Proceso Apostólico otorgó a la curación prodigiosa el carácter de milagro, atribuyéndolo a la intercesión de la Beata Juana de Lestonnac.

Canonización

La solemne canonización fue celebrada por Pío XII en 1949. Desde entonces la fiesta litúrgica se celebra el 15 de mayo.

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Oración para las virtudes

Señora y Reina de la Com­pañía, por intercesión de nuestra Santa Madre, Juana de Lestonnac,
concédenos que co­mo ella sepamos:
- Amar a la Iglesia de Je­sucristo como verdadera Madre nuestra,
- Ser siempre firmes en la fe católica,
- Saber luchar con forta­leza, aun en las mayores dificultades e
- Imitarte cada día a Tí, la Mujer plerna, al cum­plir la misión a la que Dios como mujeres nos llama en el mundo.
AMEN.
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SANTA JUANA DE LESTONNAC
Fundadora de la Compañia de Maria

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Oración Sencilla

Señora y Reina de la Compañía,
por intercesión de nuestra Santa Madre, Juana de Lestonnac, concédenos que, como ella, sepamos:

- amar a la Iglesia de Jesucristo como verdadera Madre nuestra,
- ser siempre firmes en la fe católica,
- saber luchar con fortaleza aun en las mayores dificultades e
- imitarte cada día a Ti, la mujer plena, al cumplir la misión a la que Dios como mujeres nos llama en el mundo.

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Oración para un examen

Madre y Modelo de la Sabiduría:

Tú que has querido que Santa Juana de Lestonnac fundase un instituto dedica­do a la educación de la juventud,
haz que por esta formación llegue yo al conocimiento y amor de Jesucristo, a la imitación de tus virtudes y a ser miembro vivo de la Iglesia.

Concédeme asimismo la gracia de aprobar el exa­men de .................................................................. si es para mayor gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma.

AMEN.
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SANTA JUANA DE LESTONNAC
Fundadora de la Compañia de Maria

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HIMNOS

Fundadora

Fundadora de la Compañía, fuiste Tú, Juana de Lestonnac, bajo la enseña fiel de María militaste con férvido afán.

Y pisando las glorias y bienes con que el mundo te vino a brindar, la aureola que ciñe tus sienes denodada supiste ganar.

Es mi Madre, mi Madre querida la que ciñe aureola de gloria; es mi Madre y cantar su victoria enardece mi afecto filial.

Como Tú por Jesús lucharemos y sabremos valientes triunfar; como Tú a Jesús amaremos, y Jesús nuestra dicha será.

Cuando ya este destierro crucemos, cuando llegue el momento final y al dintel de los cielos llamemos, Madre, Tú nos saldrás a buscar.

Lestonnac, nombre santo y querido, que hoy el orbe cristiano venera, cobijadas bajo tu bandera, tras tus huellas queremos marchar.

Con la frente elevada hacia el Cielo

Con la frente elevada hacia el cielo,
con el alma arraigada en tu Dios,
marcha siempre irradiando en tu vuelo
luz y amor, juventud con ardor.

La bandera de nívea blancura
nos infunde pureza al luchar,
su color azul cielo a la altura
la mirada nos hace elevar.

Entre estrellas y azucenas,
de María el anagrama
flota al viento, su cadena
simboliza nuestras almas.
Y completa bella rosa
el magnífico ideal
que nos señaló animosa
nuestra Madre Lestonnac.

Juventud Lestonnac no la empañes,
y si el mundo la quiere manchar
nuestra sangre de apóstol la bañe
pero cieno cobarde, jamás, jamás.

Bandera de Victoria

Bandera de victoria, tu bandera de fe y de caridad. Maestra de la vida y Misionera, ¡oh Madre Lestonnac! Bajo tu amparo y guía, tu enseñanza se extiende como el mar, llevando a toda playa la esperanza, la fe y la caridad.